jueves, 28 de junio de 2007

Juana

Juana I de Castilla, la loca, vivió entre 1.479 y 1.555 y, curiosamente, las cortes de Castilla nunca la incapacitaron oficialmente para gobernar por lo que fue reina de España hasta su muerte.

Mejor dicho, fue: Reina de Castilla y de León, de Galicia, de Granada, de Sevilla, de Murcia y Jaén, de Gibraltar, de las Islas Canarias y de las Indias Occidentales (1504-1555). Reina de Aragón, de Navarra, de Nápoles y Sicilia (1516-1555). Archiduquesa de Austria, duquesa de Borgoña y Brabante, condesa de Flandes, condesa de Barcelona y señora de Vizcaya.

La leyenda que narra el cuadro de Pradilla, esa tétrica figura en cabeza de una comitiva que pasea por media Castilla el cadáver de su amado Felipe, posiblemente es falsa, urdida para contribuir a forjar la idea de una Juana incapaz y así legitimar el gobierno de su hijo Carlos (primero de España y quinto de Alemania), pero no por ello es menos impactante ni deja de ser una romántica aventura.


Juana la Loca (Francisco Pradilla, 1877)

Es invierno y el rudo viento castellano abofetea sin piedad los rostros de la comitiva sin hacer distingo entre nobles y siervos. Sólo tú entre todos, mi señor, confinado en la que será morada última de tu cuerpo, estás libre de su azote.

Murmuran a mis espaldas los duques y obispos. No se atreven a llamarme loca mis damas aunque leo en sus ojos que piensan que el juicio he perdido por amaros más allá de la muerte. Comadrean los cortesanos diciéndose que bien podrían estar al abrigo de los muros del convento que dejamos atrás en vez de estar helándose en medio de este desolado páramo. No podía permitirlo, mi señor. Celosa soy de vos, aún sabiendoos exánime. No hubiera podido soportar que pasarais la noche entre tantas mujeres por más que monjas y novicias hayan hecho ofrenda de su castidad a Nuestro Señor.

Loca, dicen que soy y tal vez no yerren, después de todo, pues hay quien asegura que el amor no es sino una forma de locura. En tal caso, loca me confieso por vos aunque hayáis muerto. Loca porque con vos también yo he muerto y, sin embargo, en mi demencia, aún respiro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiado acostumbrados estamos en España a poner coletillas que poco corresponden: Juana la Loca, Pedro el Cruel... Todo se viene abajo ahondando en sus vidas y miserias de ser humano, en el amor que prodigaron.

El lienzo de Pradilla no deja impasible. La historia de esta mujer, tampoco.

Anónimo dijo...

Gracias, A vuela pluma, por tus siempre amables comentarios y por la sutil corrección, en este caso. El apellido del pintor es Pradilla, en efecto, y no Padilla como gazapeé en el texto. Lo corrijo de inmediato.

Anónimo dijo...

A decir verdad no hubo corrección porque, reconociendo el lienzo e identificando su autor, escribí 'Pradilla' de corrido, del mismo modo que leí erróneamente también de corrido el texto sin percibir el gazapo. Se trata de un cuadro conocido que siempre me gustó pese a su temática. O tal vez por ella :)
Tu respuesta te honra.
Un saludo.