sábado, 16 de junio de 2007

El sendero de las lágrimas

Cuando la luna llena de agosto arde de fiebre y baja hasta el arroyo para refrescarse, abandona el coyote su cubil escondido en la montaña y sobrevuela el águila calva el territorio secular del bisonte. Vuelan hacia el sur las garzas, sus plumas del color de la ceniza, y yo me elevo en el aire aferrado a tu mano que me lleva hacia lo eterno.


Tras comprar a Francia el territorio de Luisiana en 1.803, los incipientes Estados Unidos de América se hicieron con una vasta extensión de más de 2 millones de km² al Oeste del río Mississippi (espero haberlo escrito bien porque me he quedado casi sin eses ni pes). Pronto se comenzó a animar a las tribus indias a que se trasladaran a esos nuevos territorios, intercambiando sus tierras ancestrales en el Este por las nuevas, que comenzaron a conocerse como Territorio Indio, como todo el mundo sabe por las películas de John Wayne. Posteriormente, en 1.830, el Congreso aprobaría la llamada Indian Removal Act, una ley que facilitaría enormemente estos intercambios de tierras.

La ley fue entusiásticamente apoyada por los estados del Sur, en particular por Georgia, el estado más grande por entonces, que estaba inmerso en una disputa territorial con la Nación Cherokee pero, como es de suponer, a los indios no se les preguntó su opinión sino que simplemente se presionó brutalmente a los líderes tribales para que se plegaran a firmar los tratados de intercambio de tierras.

En 1.835 se firmaría el Tratado de Nueva Echota que llevaría a los cherokees a emprender El Sendero de las Lágrimas, en el que morirían miles de indios.

Parece ser que dicho tratado nunca fue aceptado por los cherokees y, de hecho, en 1.838 se presentó ante el Congreso una petición avalada por más de 15.000 firmas de cherokees, solicitando que se invalidase. Pero el Gran Padre Blanco de Washington (Van Buren, por entonces) lo hizo cumplir de todas formas y en mayo de ese mismo año envió al séptimo de caballería (en realidad no sé qué regimiento enviaría pero en las pelis siempre es el séptimo el que aparece).

Unos 17.000 cherokees fueron sacados de sus casas a punta de pistola y confinados en campamentos, lo que hoy llamaríamos campos de refugiados, antes de ser enviados hacia el Oeste a lo largo de una ruta de miles de kilómetros hacia lo que hoy es el estado de Oklahoma. Fue en estos campamentos, asolados por la disentería y otras enfermedades, donde se produciría la mayor parte de las miles de muertes provocadas por el traslado.

En la actualidad, los cherokees son el grupo amerindio más numeroso en los Estados Unidos.

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