miércoles, 13 de junio de 2007

El vendedor de globos

El carro traquetea sobre los adoquines envuelto en jirones de niebla, las botellas de leche tintineando con cada giro de las ruedas, los cascos del caballo levantando húmedos ecos del empedrado. Al pasar frente al mercado, la nariz es golpeada por el ácido olor de las verduras en descomposición y el más rotundo del pescado que hace tiempo no ve el mar. Se escuchan sonidos de cajas arrastradas y sacos que caen sordamente, de cuchillos afilándose, piedra contra metal, de voces madrugadoras que ya pregonan su mercancía desde primera hora. Hay un corrillo de sujetos malencarados esperando a sus potenciales víctimas apoyados en la pared mientras se limpian las uñas con sus navajas. El gris lo invade todo, como un dolor, por insignificante que sea, invade cuerpo y mente de quien lo padece.

Pero en el extremo más alejado de la calle, única nota de color sobre el gris dominante, el vendedor de globos pinta el barrio con su sonrisa sempiterna mientras atiende a sus pequeños clientes.

Y la dulce Fan Yi, entibiando los recuerdos de la fría y húmeda mañana de mi juventud.

lunes, 11 de junio de 2007

Escher

En el ideal de la autocreación es donde reposa el sueño perdido de nuestro propio futuro; en la forja de la propia identidad con el mucho o poco metal a nuestra disposición. ¡Qué objetivo tan aparentemente trivial y, sin embargo, cuántas veces inalcanzable!: no sólo hace falta hierro sino también yunque y martillo. Poca ayuda nos prestan las locas ensoñaciones acerca de metas inasequibles y promesas de imposible cumplimiento.

Pero a veces nace, como el reptil en un hoyo profundo excavado en la tierra, la tentación de simplemente bajar los brazos y dejar de nadar contracorriente.

Maurits Cornelis Escher (1898-1972), holandés y mago de lo imposible, es el autor de las imágenes que ilustran este xuspiro. Se dice de él que nunca tuvo la pretensión artística de transmitir grandes mensajes sino que pintaba, simplemente, lo que le pasaba por la imaginación y le gustaba lo suficiente como para dejar en un cuadro. Me parece un gran motivo.

viernes, 8 de junio de 2007

La manzana de la discordia

Era el convite nupcial de la diosa Tetis con el mortal Peleo, unión de la que nacería, andando el tiempo, Brad Pitt (por otro nombre: Aquiles). Al sarao había acudido la flor y nata de la jet-set olímpica pero, error logístico a la hora de hacer entrega de las invitaciones o, más probablemente, prevención porque no fuera a hacer honor a su nombre, la diosa de la discordia, Éride, no fue invitada a la fiesta.

Así despechada, urdió Éride (o Eris, dicen otros) su venganza. Se presentó en el lugar, es de presumir que luciendo sus mejores galas, y arrojó displicentemente sobre la mesa una hermosísima manzana de oro sobre la que podía leerse la incripción "Para la más bella". Sólo a una diva podía ocurrírsele tan taimado plan y poner en marcha el primer concurso de belleza de la historia sin establecer claramente las bases ni llamar a Luis María Ansón para que hiciera de jurado y, como es natural, ardió Troya cuando Hera, Atenea y Afrodita comenzaron a tirarse de los pelos auto-proclamándose merecedoras de la dichosa manzana.

En realidad... Troya no ardió de inmediato, aunque lo haría en breve. Literalmente.

Después de un rato de estar diciéndose lindezas en hexámetros clásicos, las diosas acudieron a Zeus para que arbitrara la cuestión pero éste, zorro viejo, no quiso meterse en camisa de once varas y se lavó las manos, diciéndoles que se fueran a tomar vientos al Monte Ida.

Y allá que se fueron conducidas por Hermes, mensajero de los dioses (no sabemos si a sueldo de UPS o de Seur).

Por las faldas del Monte Ida, próximo a Troya, andaba el hijo del rey Príamo, Paris, pastoreando sus rebaños (inserte aquí el chiste de su preferencia sobre la excarcelación de Paris, seguro que ha oído uno en cualquier telediario que haya visto hoy). Se ve que los reyes de la antigüedad clásica tenían menos sangre azul que los de ahora, e incluso menos que las herederas de cadenas hoteleras, y no se les caían los anillos por trabajar. El pobre chaval no sabía en la que se estaba metiendo cuando las diosas le pidieron que eligiese a la más bella de las tres y él, inocentemente, eligió a una de ellas, Afrodita, ganándose inmediatamente la inquina de las otras dos. ¿Ven lo que pasa por no haber elegido a Ansón como jurado? Él les habría tirado los tejos a las tres y listo.

Así que se armó la de Troya... literalmente, como digo. Pero eso ya lo sabrán ustedes porque seguramente ya han visto la película protagonizada por Aquiles (por otro nombre: Brad Pitt).

Mas la historia de Éride no acaba aquí porque la diosa de la discordia aparecería de nuevo a principios del siglo XXI en forma de pedazo de roca que los astrónomos llamaron "2003-UB313", según las convenciones internacionales de nomenclatura para asteroides. En principio, la roca fue bautizada como Xena y un satélite suyo como Gabrielle, claro, ya que, por si no lo saben, los astrónomos también tienen su corazoncito y no son inmunes a los encantos de Lucy Lawless (si no se ha enterado usted a cuento de qué viene la frase anterior, enhorabuena: se trata de una serie de televisión llamada "Xena, la princesa guerrera").

Los descubrimientos de Xena y de muchos otros objetos dentro del Sistema Solar, desataron el debate sobre la conveniencia de elaborar una nueva definición del término "planeta" que se adecuase a la nueva situación, hasta que la Unión Astronómica Internacional acordó, en agosto de 2.006 que un planeta sería todo objeto celeste que:

a) Gira alrededor del Sol.
b) Tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido, de manera que asuma una forma en equilibrio hidrostático (prácticamente esférica).
c) Ha limpiado la vecindad de su órbita.

La discordia entre los astrónomos (que tampoco fue excesiva, a decir verdad) surgió debido a la inclusión del punto c) en la definición. Sin ese punto, se debería considerar como planeta a Ceres, el cuerpo más grande del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter y también a muchos otros objetos más allá de la órbita de Plutón. Con la inclusión de este apartado, es el propio Plutón el que queda fuera de la definición debido a que tiene un compañero, Caronte, con una masa del mismo orden de magnitud y que no es, por tanto, propiamente un satélite que gira a su alrededor sino que forman un sistema doble, girando ambos en torno a un punto intermedio.

Así que la nueva definición de planeta fue finalmente admitida y, consiguientemente, Plutón fue degradado a la condición de "planeta enano". Si son de los que aprendieron en el colegio que hay nueve planetas en el Sistema Solar, vayan actualizándose: sólo hay ocho.

Si han llegado hasta aquí será porque, supongo, no tienen nada mejor que hacer así que espérense unas líneas más, que viene el final y remate de nuestra historia sobre Éride.

Y es que, en un alarde de sentido del humor, el objeto 2003-UB313, Xena, fue rebautizado como Eris (o Éride), ya saben, diosa de la discordia, y a su satélite se le llamó Disnomia, como la diosa de la anarquía. ¿Recuerdan a Lucy Lawless? Pues eso.


miércoles, 6 de junio de 2007

Panamá


Francisco López de Gómara escribía lo siguiente en su "Historia General de Las Indias", el año de Nuestro Señor de mil y quinientos cincuenta y cuatro.


Es tan dificultosa y larga la navegación a las Malucas de España por el estrecho de Magallanes, que hablando sobre ella muchas veces con hombres prácticos de Indias, y con otros historiales y curiosos, habemos oído un buen paso, aunque costoso; el cual no solamente sería provechoso, empero honroso para el hacedor, si se hiciese. Este paso se había de hacer en tierra firme de Indias, abriendo de un mar a otro por una de cuatro partes, o por el río de Lagartos, que corre a la Costa del Nombre de Dios, naciendo en Chagre, cuatro leguas de Panamá, que se andan con carreta, o por el desaguadero de la laguna de Nicaragua, por donde suben y bajan grandes barcas, y la laguna no está de la mar sino tres o cuatro leguas: por cualquiera de estos dos ríos está guiado y medio hecho el paso.

Pero los ingenieros de caminos, canales y puertos no inauguraron el Canal de Panamá hasta 1.914. No estoy seguro de si el retraso es completamente achacable al Ministerio de Fomento.

Como curiosidad, y en contra de lo que parecen decirnos los mapa-mundi, un barco que navegue por el canal pasando del Atlántico al Pacífico, navegará de Este a Oeste, como se puede observar haciendo clic sobre el plano que encabeza este xuspiro (y que obtuve en una web de BBCMundo y retiraré si su propietario así me lo demandare).

martes, 5 de junio de 2007

El método científico


En la escuela trataron, con no demasiado éxito, de enseñarme lo que era el método científico pero sólo comprendí cómo funcionaba mucho tiempo después, colgados ya los pantalones cortos y casi olvidado (eso nunca se olvida del todo) el olor a lapiceros mordidos y a goma de borrar Milán.


Es simple, si bien se mira: se observa el fenómeno que va a estudiarse, se desarrolla una hipótesis, una explicación más o menos plausible de por qué sucede tal cosa, se realizan experimentos que prueben o refuten esa suposición y, caso de resultar cierta, se elabora una teoría científica que explique formalmente el fenómeno.

Hay una acotación importantísima que es necesario recalcar: para poder llamarla científica, una hipótesis tiene que ser falsable, es decir, debe ser susceptible de ser probada o refutada. Por ejemplo, una hipótesis que dice que "las cosas caen al suelo debido a que duendes indetectables de ojos saltones las empujan hacia abajo" es imposible de probar como cierta pero también es imposible de refutar ya que si los duendes esos son indetectables... pues eso... son indetectables así que nunca podremos saber si están ahí, empujando los objetos y, por lo tanto, independientemente de si existen o no, preguntarse sobre su existencia cae fuera del ámbito de la ciencia y cualquier especulación al respecto no es ciencia.

Esto suelen olvidarlo quienes gustan de presentar como científicas supuestas pruebas acerca de la existencia de espíritus, seres de otra dimensión o creadores de mundos. Lo mismo vale para quienes publicitan como avances científicos cosas como agua magnetizada, pulseras milagrosas, remedios homeopáticos y babas de caracol.

domingo, 3 de junio de 2007

Lirios


Dicen que el movimiento es preferible a la inacción. Lamentablemente, desconocemos lo que nos aguarda en los recodos del camino así que nos resistimos a movernos prefiriendo permanecer sentados mientras esperamos a que algo ocurra.

Claro que somos mortales y en nuestro estático deambular vamos tratando de apresar la inteligencia de los demás en la exuberancia de nuestras ideas. Normalmente, la única atrapada es nuestra propia mente. O tal vez nuestro corazón.

sábado, 2 de junio de 2007

Casablanca

Me acordé de Casablanca porque ando otra vez con el tiempo a las vueltas. No corre.

Me acordé, mejor dicho, de la canción central de la película, que habla de cosas que suceden según va pasando el tiempo y me acordé, claro, de la frase más famosa de la historia del cine: "Tócala otra vez, Sam". Puede parecer chocante pero esta frase nunca fue pronunciada en Casablanca sino que fue el título de una obra de teatro posteriormente llevada al cine por Woody Allen como "Sueños de seductor".

Una demostración más de cómo una confusión puede asentarse en la memoria colectiva hasta convertirse en verdad grabada a fuego.

Si no ésa, hay otras frases memorables en el guión. Cuando Strasser, el alemán, le pregunta a Rick cuál es su nacionalidad, éste responde con un contundente "Soy borracho". No digo yo que el nacionalismo sea comparable con la adicción al alcohol aunque no cabe duda de que algunos nacionalistas especialmente violentos se comportan con la salvaje obstinación de quien es presa del delirium tremens.

La película termina con el comienzo de una hermosa amistad entre el capitán Renault y Rick.

Siempre me han gustado los finales que no finalizan, esos finales que solamente cierran la historia que te han estado contando pero dejan libres a los personajes para continuar con sus existencias. Existencias que parecen, por ello, más cercanas, más reales. A fin de cuentas, a todos nos ocurre que los sucesivos finales que experimentamos a lo largo de la vida son sólo los principios de nuevos episodios. Al menos hasta el final último, cuando te embalan en una caja de madera.

Pero ahora lo que me hace falta es que el tiempo vaya más deprisa. Luego puede detenerse para siempre, si quiere, pero que corra ahora y me devuelva los trinos que se llevó.

viernes, 1 de junio de 2007

El sargento Pimienta

Que cuarenta años no es nada, dice el tango en un alarde de exageración. Cuarenta son los que cumple "La Banda del Club de los Corazones Solitarios" de los Beatles, tiempo más que suficiente para una vida. Las hay más cortas, sobre todo si tienes la desgracia de nacer en Swazilandia o Sierra Leona, donde la esperanza de vida es inferior a eso.

Pero ahí están, con sus guerreras de colores que les dan todo el aire de una banda de circo, rodeados por un montón de iconos de la cultura occidental pese a su vena filo-oriental. O precisamente por ella.

Es legendario el comentario de que el título de "Lucy in the Sky with Diamonds" fue elegido ex profeso para que sus siglas resultaran ser L.S.D., como las de la Dietilamida de Ácido Lisérgico, tan popular en aquellos (extramuros España) desquiciados y coloristas años sesenta. Digo que el comentario es legendario queriendo significar que es una leyenda pues Lennon siempre sostuvo que se debía, simplemente, a un dibujo de su hijo.

Suele carecer de importancia que una historia sea verdadera o falsa. Si se repite lo suficiente pasará al acervo popular convertida en poco menos que dogma de fe.

Tendré que hablar, un día estos, del motor de agua que las empresas petrolíferas mantienen en secreto para que no acabe con su negocio.

jueves, 31 de mayo de 2007

La paradoja de los gemelos

Dicen que el tiempo, la percepción del paso del tiempo, es dependiente del observador. Cuando oigo esto pienso siempre en la forma en que el tiempo discurre, tan lentamente, cuando nos aburrimos y cómo vuela cuando nos lo estamos pasando bien. Relatividad, ya saben, aunque seguramente los físicos no estarán de acuerdo con esa consecuencia de la Teoría.

Einstein propuso un experimento mental para intentar probar esa condición de dependencia del tiempo respecto del observador. Se trata de suponer a dos gemelos, uno de los cuales se queda en la Tierra mientras el otro viaja por el espacio a velocidades próximas a la de la luz. Su reencuentro resultará de lo más sorprendente ya que, debido a los efectos relativistas, el tiempo se habrá dilatado, habrá transcurrido más lentamente, para el viajero y será, por tanto, más joven que su hermano gemelo.

A esto se le llama, vox populi, "la paradoja de los gemelos" aunque, en realidad, la auténtica paradoja no es el hecho de que uno sea más joven que el otro. La auténtica paradoja, que, dicho sea de paso, trajo no pocos quebraderos de cabeza a Einstein hasta que logró resolverla, consiste en que, dado que no hay un marco de referencia fijo sino que éste varía dependiendo del observador, desde el punto de vista del gemelo viajero es el otro, el que está en la Tierra, el que se mueve con respecto a él y, por tanto, debería ser al otro a quien afectara la dilatación del tiempo y ser, por tanto, más joven.

Así pues, ¿para cuál de los dos se dilata el tiempo, en realidad? Hay una especie de justicia poética en la duda mas, desafortunadamente, la física y la poesía tienen pocos puntos de contacto y las matemáticas resolvieron, finalmente, la paradoja: el que se queda en casa envejece más rápido, hecho que fue probado posteriormente mediante experimentación mandando de viaje relojes atómicos sincronizados con otros en el suelo. En fin.

Pero, consolémonos, aún siguen quedando pequeños misterios en torno al tiempo. Por ejemplo:

El tiempo suele quedarse en suspenso entre dos acordes mayores de guitarra, adormecido como el pequeño roedor que busca sobrevivir al invierno. Las bailarinas siempre lo han sabido y aprovechan esos instantes sin tiempo para levitar sobre las puntas de sus pies, libres de la tiranía de las leyes físicas.

También es cierto que se han dado casos de bailarinas cuyos pies han logrado detener todos los relojes del teatro.

Edgar Degas lo sabía. Lo pintó muchas veces.


miércoles, 30 de mayo de 2007

Alondras y otras avecillas

Esto es una especie de porqué.

Y es que, a veces, las alondras emprenden vuelos circulares que las llevan más allá del horizonte. El que camina las ve pasar acongojado y espera que regresen pronto a llenar el aire con sus trinos. Su falta puede llegar a causar tan hondo vacío que tal vez un blog no sea más que un vano intento de reemplazar lo irreemplazable.

Afortunadamente, una semana pasa rápido y, mientras tanto, puedo intentar informarme sobre qué es una alondra:


Reino: animalia
Phyllum: chordata (cordados)
Clase: aves
Orden: paseriformes
Familia: alaudidae (aláudidos)


La familia de los aláudidos agrupa a unas 250 especies de alondras, terreras y calandrias y, al parecer, el género Alauda al que pertenece la alondra común (Alauda arvensis) fue descrita por el mismísimo Linneo allá por el siglo XVIII.

He de hablar de Linneo otro día y de sus trajes de esquimal pero ahora no puedo dejar de comentar que los paseriformes son esos que suelen llamarse "pájaros canores", es decir, los pajarillos de bosques, praderas y jardines, para entendernos.

Dicen que las alondras no cesan de cantar mientras son perseguidas por las aves de presa. Tal vez no sea más que el simple resultado de un proceso evolutivo, una característica que se ha ido potenciando porque sobreviven y se reproducen más las alondras que cantan que las que no lo hacen. A mí me parece, sin embargo, que la alondra canta para conjurar el miedo. Ése como vértigo ante el vacío del futuro a nuestros pies. ¿O será mi propio miedo el que me hace pensar tal cosa?

Mientras lo pienso de nuevo:

Canta la alondra arriba,
muy arriba sobre las tejas del mundo mientras llueve...


martes, 29 de mayo de 2007

Érase una vez...

Es mi primer día en el mundo de los blogs así que, ajeno aún a formalismos y etiquetas, voy a mi aire y empiezo como suelen empezar los cuentos: con un "érase una vez".

Pero como esto no será un cuento dejo la frase flotando en el aire, colgada de unos puntos suspensivos que no llevan a parte alguna.

Ahora hay que dar forma al continente de estos xuspiros y pintarlo con colores que no irriten la pupila. Hay que probar tipos
de letra que puedan ser leídos cómodamente. Hay que llenar de tinta los tinteros, afilar las plumillas y aprestar los secantes... O sus equivalentes sigloveintiunescos.

Nos vemos en un xuspiro.